El primer presidente, Dionisio de Herrera, al elaborar la primera constitución declara a Honduras un estado laico, esto supone la nula injerencia de cualquier organización o confesión religiosa en el gobierno del mismo, ya sea en el ejecutivo, en el legislativo o en el judicial. También se da el derecho a ejercer la libertad de culto en la primera constitución del país promulgada el 11 de diciembre de 1825.
Antes de la conquista de Honduras en el territorio nacional cada grupo étnico tenía su propia religión y sus propios dioses, luego de la conquista llegaron la religión cristiana y también algunas religiones africanas.
Hoy en día un bajo porcentaje de la población se considera atea, el 50 % de las personas creyentes es católico y una importante parte de las etnias autóctonas conservan su religión original.
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